Relato de un carabinero

Era el año 1921 y, según los rumores, la infección habría llegado desde la ciudad de La Serena. El miedo se podía sentir en el aire, y la desinformación por esta enfermedad era bastante notoria en cada uno de los habitantes de la comuna. Como carabineros, no teníamos otra alternativa, éramos afortunados de estar vacunados; pero estábamos obligados a sacar personas inocentes de sus hogares, y alejarlas de la ciudad, de sus familias, de sus vidas. Si no lo hacíamos, la viruela hubiera seguido propagándose por todo vallenar, sin ningún control. En otras palabras, teníamos que llevarlas directamente a la muerte, para salvar a las demás personas. Suena como algo heroico, pero no era así.
Ver como las familias trataban de sublevarse, para que no se llevaran a sus seres queridos, era pan de cada día. Yo era muy sangre fría y poco me importaba el sufrimiento de aquellas personas. Pero un día, cambió absolutamente todo en mi vida… Mi hijo, de 16 años, comenzó a tener los sintomas de la mortal enfermedad, le había dado una fiebre que no se le quitaba con nada, le dolían los músculos de todo el cuerpo, y le daban escalofríos a cada momento. En ese preciso instante, me sentí perdido, mi hijo era lo único que me quedaba, tenía que ocultarlo y protegerlo como pudiera. Desde entonces, no salí de mi casa, para quedarme cuidando de él. Cada día recordaba lo que hice con todas esas familias y me preguntaba: ¿Acaso no tengo alma? ¿Cómo pude ser tan desgraciado?
Pasó casi una semana, cuando de pronto botan la puerta de la casa. Eran los carabineros, eran mis compañeros de toda la vida. Uno de ellos me miró a los ojos y me dijo:
– Ya sabemos lo que sucede, lo sentimos.
Entonces fueron en busca de mi hijo.
– ¡Nooo! ¡No pueden hacerme esto a mí! ¡Por favor! ¡Tengan piedad conmigo! –les grité desesperadamente.
Pero todo fue en vano, se lo llevaron a la quebrada de los apestosos, donde acabaría su corta y triste vida. Hice todo lo posible para que me lo devolvieran; sin embargo, no sucedió así, yo sabía que era imposible, por el bien de todos.
Pasó un largo tiempo de sufrimiento, y decidí irme lejos, lejos de la gente a la que le importa si vivo o muero…
Si tan solo el alcalde Martín González Ossandon hubiera prevenido antes la epidemia de viruela, nada de esto habría sucedido.
Prometo nunca volver a Vallenar…

width="70"Autor:  Giovanni González. – 3° F.

Trabajo Interdisciplinario Lengua Castellana/Historia.  Sem I, 2017.

Profesores Guía: Ítalo Chávez Campbell (Historia), Paulina Jara Viñales                                                          (Lengua Castellana y Comunicación)

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